Ignacio Pinazo Camarlench nació en Valencia en 1849 y desempeñó desde niño diversos trabajos como pintor de abanicos e incluso sombrerero debido a la delicada situación económica de la familia. Por estas obligaciones familiares retrasó el inicio de su enseñanza artística hasta que, finalmente, a los 21 años comenzó a cursar estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos.

En sus inicios trabajó la pintura academicista pero derivó más tarde en el impresionismo, estilo que inició a caballo de sus dos estancias en Roma. En cuanto a la temática de su obra, los temas historicistas dominaron el comienzo de su carrera, aunque tras su vuelta a Valencia después de su paso por tierras italianas trataría temáticas familiares, de la vida cotidiana y paisajes.

Pinazo fue nombrado académico por San Carlos y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Sus dos hijos, Ignacio y José, siguieron sus pasos. Hoy en día se les recuerda en una céntrica plaza en la ciudad de Valencia. Pinazo Camarlench residió también en las localidades de Bétera y Godella, localidad en la que falleció en 1916 y en la hoy en día es posible visitar su Casa-Museo.

Este año se celebra por tanto su centenario con una serie de actividades coordinadas por Carlos González Triviño basadas en las investigaciones realizadas por el profesor Pérez Rojas y la Cátedra Pinazo. Las distintas exposiciones salpicarán Valencia del recuerdo de la obra de Ignacio Pinazo, como la que se puede visitar actualmente en el MuVIM con el título “Del ocaso de los grandes maestros a la juventud artística. Valencia 1912-1927”, abierta hasta el 17 de octubre. Otros puntos que exhibirán muestras relacionadas con el pintor valenciano serán IVAM, museo donde se encuentra la mayor colección de obra procedente de la donación familiar, las Atarazanas, San Pío V o el Centre Cultural La Nau de la Universitat de València.

La difusión de estas actividades contará con el apoyo de la marca generada desde el estudio valenciano Menta, que oscila entre el legado histórico y el valor contemporáneo de la obra de Pinazo. Estudio Menta se enfrentó a la complejidad de no contar con un arquetipo artístico o elemento señero de referencia (caso de la firma de Pablo Picasso, por ejemplo) por lo que optó por basar la nueva marca en la condición de Pinazo como puente entre tradición y modernidad. De ahí surge la línea oblicua que une las letras escogidas como referencia del apellido del pintor. Esta conexión se hace presente también a la hora de escoger las tipografías empleadas.