En los últimos años, hemos oído mucho sobre la riqueza de la cocina vasca, pero Galicia cuenta con un verdadero cuerno de la abundancia en cuanto a los maravillosos ingredientes que forman la base de su humilde, pero deliciosa tradición culinaria. De las profundas aguas de sus costas provienen algunos de los mejores pescados de Europa, de los acantilados rocosos y lagunas costeras, exquisitos mariscos y de los verdes pastos, bosques y campos, una gran variedad de productos de primera clase que incluye productos lácteos, carne, verduras, pan y setas.
Esta verde tierra es, también, una perfecta zona de cultivo de patatas, maíz y el trigo que compone el delicioso pan de estilo rústico. Las patatas son un ingrediente presente en muchos de los famosos guisos y caldos de la región. Estos platos de invierno también incluyen verduras saludables, abundante caldo, cebollas, ajo, judías y una gran variedad de tipos de carne como cerdo, ternera y chorizos que se añaden a la gran cantidad de sabores.
Asados tradicionales de cerdo, platos de lechón o pierna de cordero son todo un festín a saborear, así como el cocido, una combinación de verduras, repollo, patatas, legumbres y carnes variada cocidas a fuego lento. Una comida que requiere un tiempo para su digestión, muy popular como comida de fin de semana y que se convierte en el núcleo de una reunión social de amigos y familiares. La androlla o el botelo, ambos embutidos de carne, se acompañan a menudo con patatas hervidas, mientras que la región también es famosa por sus empanadas gallegas con cebolla, verdura y, en ocasiones, queso. Las empanadas son un popular y ligero tentempié, un alimento delicioso y sustancioso, pero también saludable.
Los fiambres y los suaves queixos de tetilla, fabricados con leche de vaca, son otra de las especialidades locales, regadas con los cada vez más reconocidos vinos tintos de la región. Un postre popular es la Tarta de Santiago, una tarta de almendras con cubierta de azúcar glas que se asocia a la histórica ciudad de Santiago de Compostela. Esta se acompaña, generalmente, con una taza de café y, si se está preparado, con una copita de licor de Orujo. También conocido como aguardiente o aguardente en gallego, esta fuerte bebida alcohólica, fabricada a partir de los residuos que quedan tras la molienda de la uva, es muy digestiva, pero solo los más valientes se atreverán a probarla.